[Procura no separarte de la multitud, así no verán lo cutre que eres...]

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viernes, 1 de julio de 2011





Vive
Le resulta agradable su tacto resbaladizo y su hirviente temperatura. No repara en que su olor es fuerte, empalagoso. Sostiene con fuerza el martillo, que trata de huir bajo un goteo incesante. En realidad no piensa en nada, está tranquilo. Sus manos le hacen un hombre, ahora le dan la tranquilidad que tanto añora. Va sentándose en el suelo lentamente, junto a su obra. Cruza sus piernas y mantiene su espalda recta. Esta nueva posición le hace fijarse en la mesa, que está puesta, preparada para el almuerzo. La comida se quedó fría mientras le esperaban y fue la excusa de hoy. Quiere ver a un hombre frente a su madre, fuerte, protector, capaz de matar por ella, quiere dejar de ser niño, para convertirse en eso que tanto odia. Quiere demasiadas cosas, tantas, que no repara en el pánico que siente su madre ahora al mirarle. Ha vivido demasiado tiempo a la deriva, atrapado en el tiempo, con un sola perspectiva. 
No importó que unas manos hicieran de su vida una desgracia. Así que, el niño mantuvo la herida abierta dejando que arrasara con todo.
1.- El comienzo
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Porque los asesinos nacen y fueron bebés como otros, con padres que se desvivieron en su cuidado o quizás crecieron solos. Padres que estuvieron ahí o desaparecieron sin dejar rastro. Ese niño llora, sonríe, ama, aprende... tal vez arropado en unos cálidos brazos acompañando una inocencia que se pierde, una venganza justa. Se enfada constantemente y suele despertar con la falsa calma que deja una gran tormenta. Busca comodidad en las cosas que no quiere. Y crece, siendo fruto de sus enfermedades, que tocarán con la gracia de un ángel cuanto caiga en sus manos. 
Y será buena persona y un demonio al mismo tiempo. Y seguirá siendo un hombre aunque cometa atrocidades. Quizás merezca la muerte por sacar lo peor de nosotros mismos, pero hasta este hombre, debía nacer, tener la oportunidad de escribir su historia.
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2.- Desarma el alma

Ese niño incapaz de madurar ahora es padre. Tiene un hijo al que asegura querer aunque no muestra respeto. Al que tantas veces dedicó pensamientos y miradas que daban miedo. Su mujer, vive atrapada en él. Dedicando demasiado tiempo al hecho de que no es la mitad de mujer que un día soñó ser. Pero el tiempo pasa para todos. ¿Qué pueden hacer ahora?
Sin redención al maltrato. Está creciendo con la idea de que debe permanecer mudo, ser el consuelo de su madre, olvidar como hace ella. Y cree que el amor es eso a pesar de verla sometida, humillada, maltratada... porque ella piensa que él cambiará. Que su marido es la mano que sostendrá su mundo, marcando el rumbo de las constelaciones. El romanticismo que ella conoce, el que le hace soñar despierta, solo lo ha conocido en novelas. Apasionada en su lectura sueña, y a veces le pone otro rostro aunque jamás lo diga. Sueña con haber tenido otros amantes pasados en su recuerdo, al menos así, podría compararlos. Pero su escasa comparativa empieza y acaba en su lectura, y le parecen experiencias imposibles. Se sincera, reconoce que siempre ha sido igual pero debe cambiar. El amor no entiende de tumbas, continúa adicta al drama. Las heridas de su cuerpo no le duelen, ese sufrimiento le corresponde a su hijo, que también odia arrastrar las cadenas que le han impuesto.
Demasiados ojos cristalinos recordará en su vida. Mira a su madre, está tirada sobre sí misma porque su marido lo rompió todo. Lo ha destrozado todo. Tranquila siempre que no aparezca Insomnio con los gritos que encierra el silencio. Espolea el tiempo sobre su cama, alarga su mano hasta su frontera, deja caer su cuello suavemente sobre su almohada y sabe que el tiempo corre en su contra hasta que vuelvan a aparecer amargas palabras. Huye de la conversación cruel de los ojos mudos en los que se refleja. 
Los días son eternos, jardines de rosas grises. Y él sube las escaleras como puede y va a buscarla. Grita, como siempre. Pero su voz, testigo de sus torpes pasos, deja ver que su estado, vuelve a ser lamentable. Discuten, en el silencio de la madrugada los vecinos dejan de respirar, no será la primera ni la última vez que lo hagan. Y entonces vuelve a ocurrir pero más fuerte. El niño quiere abrir la puerta, empujarle lejos, quiere que le vean y que lo vean, quiere que sepan todo lo que él sabe y calla. También quiere convencerla, que no tenga miedo a mostrarse fuerte, quiere hacer tantas cosas que se centra en que su padre note sus arcadas, que es tan malo como él, que la decepción es lo único que puede escupirle a la cara, que sus manos tienen que estar manchadas de algo que no se quita.
Cree que nunca la quiso, que ella dejó de estar enamorada cuando defraudó sus expectativas. Aunque siempre quiso que la ayudara, la destruía. 
Se empeña Baco en pedir clemencia al sol. Suplica misericordia. Consolado en sus vicios cuando alguien los llama enfermedad. Violento con su entorno, tranquilo consigo mismo, con pensamientos destructivos reforzando su falsa independencia. 
Pero amanece un día más y este rincón de España ha cambiado para siempre. Tal vez, en algún lugar, una mariposa bata sus alas y ponga todo en perfecto funcionamiento, aunque no podemos esperar la brisa, que cuanto más se ansía, más se aleja.
3.- “Elige vivir y quédate conmigo”

Yace una hoja escrita con rabia sobre la cama del hijo. “Me dijo que siempre lo eligió a él. Con el paso del tiempo valoró las pérdidas que había sufrido y aún así, siguió a su lado.”
...

martes, 19 de abril de 2011




“ Las palabras de los pájaros...


Encontré a una anciana que vivió tantos años como para olvidarlos. No es que hubiese olvidado su edad, que lo había hecho, era más bien que no podía recordar nada.


Vivía sola aunque no era demasiado consciente de ello. Tenía una casa enorme, y tan antigua como ella misma. Su casa era así porque hubo un tiempo en que sus hijos corrían por aquellos enormes pasillos, pero eso también lo olvidó. Eso ella no lo sabía.


Compartía sus días con el canto de unos pajaritos que tenía enjaulados. Le gustaban mucho y siempre se atormentaba con la idea de que pudieran escapar. Confiaba en que, después de mucho tiempo enjaulados, no podrían volver a volar.


En aquellos techos tan altos, vibraban las pequeñas vocecitas todos los días. Daban pequeños saltos en tan estrecha prisión que cualquiera se habría estremecido al verlos. Cualquiera menos ella, que tan intenso deseo de verlos cejaba sus escasos sentidos.


Pero había olvidado tantas cosas... Se convirtió en alguien extraño, solitario y frágil. Había apartado a todos aquellos a quienes tanto quiso, aunque nunca lo supo.


Se esmeraba en la alimentación de sus pequeños acompañantes. Cada día compraba fruta y verdura fresca, la cual ni probaba. Sólo para ellos.
Esta mujer, miraba a los ojos de los pájaros y no se veía en ellos. Pero es que... eran tan pequeños...
Tenía la sensación de que le devolvían las miradas. Y ella sonreía.


Solía decirles a sus pequeños alados:
- Os soltaré cuando olvidéis volar.


A veces, parecía que al verlos a través de aquellos barrotes, se entristecía horrorizada. Otras, se la veía feliz buscando miradas puestas en ella.


Sus pájaros cantaban una y otra vez, aunque ella no podía entenderlos:
- Si nos sueltas, nos iremos para siempre.


Así pasaban los días eternos sin novedades. Así esperaban a que las cortinas se corrieran dejando pasar el sol. Demasiados amaneceres pasaron juntos, pero el tiempo no significaba nada para alguien que no tenía recuerdos.


Una libertad que jamás llega, merma cuerpos jóvenes hasta reducirlos a nada. ¿Qué haría con una persona ya anciana?


Los pájaros se fatigaban y dejaban de cantar a ratos. La mujer, todo lo deprisa que podía, se levantaba y mecía con delicadeza las jaulas. Recordaba a una madre con sus hijos, pero ella solo podía tener pájaros asustados entre sus manos. ¿Quién no ha sentido alguna vez tener las manos llenas de pájaros? ¿Quién no sintió tener mariposas? ¿Quién no soñó tener alas?


El segundero, perdía precisión al ser comparado con tan estricto ritual de aquella señora. Salía cada mañana y hacía sus recados apresurada, a pesar de que solo tenía tiempo. ¿Pero, acaso el tiempo pasa cuando no podemos recordar nada?


El tiempo se detiene cada mañana cuando regresa cargada con las frutas y verduras. Cuando se sienta frente a ellos y les habla. Mientras da cuerda a su viejo reloj de cuco, el tiempo, se detiene muchas veces, otras escapa pero, ¿qué puede importarle a ella?


Deja solo a los pequeños un momento, deja las ventanas medio cerradas, sin luz gritan, y siempre regresa a su sofá, desesperada. A veces se entretiene contando a los pájaros una y otra vez.


Guardó unas fotos en el cajón que ya no mira, ¿o lo habrá olvidado?
En esas fotos aparece ella mucho más joven, están tan estropeadas que apenas se adivinan rostros. Tiró las fotos en que aparecían personas extrañas, personas que ya no conocía.


Pasaron los meses, se empezó a encontrar muy enferma, sin ganas de hacer la compra, sin ganas de volver a hablar con ellos. Sus pequeños, ni comieron ni bebieron durante dos largos y eternos días. Muchos murieron.


La mujer, pudo reconocer lo que significaba la muerte. Como un niño pequeño, cuando tira un fallecido pez por el baño, con esa primera experiencia que hace que hasta la criatura más tierna se sobrecoja consciente de la magnitud.
Viéndose tan desvalida como sus pájaros, decidió soltarlos y que pudieran andar por la casa. Pues esa siempre había sido su mayor ilusión. Sin saberlo, solo cambió el tamaño de la jaula.


Desorientados intentaron buscar una salida. Algunos daban grandes saltos, otros apenas se elevaban del suelo. Empezaron a chocar contra cristales, cacerolas e incluso contra la anciana. No podían controlar su pequeño cuerpo, hasta entonces privado de movimiento.


La señora, los miraba tan enloquecidos y se los imaginaba felices. Al mirarlos sonreía. Sonreía como una niña, era la primera vez que se sentía tan en paz.
Torpemente consiguieron llegar al salón que se encontraba frente a la mujer, un despiste dejó la ventana entreabierta y se alzaban a ella como podían.
Hubo uno que se detuvo y mantuvo sus brillantes ojos negros clavados en la anciana, que ya no sonreía pues nada podía hacer. Entonces, se posó en su hombro y pareció cantar una bella canción que ella no conocía:
“He pasado la mitad de mi vida aquí, contigo, al cuidado de tus temblorosas manos. Sé que has sido BUENA / MALA y no te guardo rencor... (es el momento de elegir cómo termina esta historia)


BUENA:
... Pero has obrado mal y esta será la última vez que nos veamos. Ambos hemos vivido en jaulas y yo por fin soy libre. Deseo lo mismo para ti”


La mujer permaneció muda y asintió con la cabeza. Desde aquel día, libre de ocupaciones en su casa, comenzó a salir y no solo a hacer la compra. Poco a poco fue comprendiendo lo que significaban aquellas palabras.
Ahora pasa las tardes en el parque, siempre mirando al cielo. A veces cuenta su historia a otros ancianos y sonríe. Sólo puede recordar aquel día, pero ha empezado a ser libre.




MALA:
... Pero pudiste liberarnos, pudiste cambiar nuestro final y escogiste tu deseo. Siempre has podido elegir, aunque no lo supieses.


La mujer, que aún temía no volver a escuchar aquellas canciones, volvió su cara hacia el pequeño pájaro y se vio reflejada en sus ojos, ¿cómo podía ser?
Su voz sonó grave, moribunda:
- Te quedarás conmigo y no podrás volar.- quiso partir sus alas y en un torpe aleteo consiguió resbalarse por aquellas manos. Desesperado vio una única salida. Se lanzó tan rápido como pudo hacia la boca de la anciana para ahogarla y sólo se escuchó una última palabra en aquellas paredes de altos techos:


Jamás.

... nos harán libres”

sábado, 12 de febrero de 2011

[Videojuegos - Bioshock] El hombre que eligió lo imposible...

LOS LIBERTADORES NO EXISTEN - Atlas
Rapture... Rapture es una ciudad fortaleza submarina construida por Andrew Ryan. Su localización exacta es desconocida pero existe y está en algún lugar del océano Atlántico, aprovechando energía geotérmica de los volcanes. ¿Su año?, su año pasó desapercibido en ciudades emergentes, pero fue 1946, y aún hoy lo recuerdo...
El sueño de un loco, eso es Rapture. Una ciudad en la que habitan los mejores artistas, científicos, ingenieros y deportistas, sin imposiciones, sin estar coartados por normas o limitaciones... La élite de la sociedad bajo el mismo techo, y bajo las mismas aguas. Nauseabunda humedad que lo invade todo, metal oxidado bajo capas de pintura y aún así, ya no sabría vivir en la superficie, con la política como excusa para matarnos los unos a los otros.
El desarrollo en tecnología y biotecnología ha crecido a pasos agigantados. Uno de estos adelantos es el ADAM, una sustancia química capaz de mejorar genéticamente a las personas más allá de sus capacidades físicas. Combinada con células madre es capaz de regenerar tejido dañado y reescribir el genoma humano. Volver a caminar, aprender a ver con otros ojos... sentir la libertad en una gran pecera, ¡que disparate!


Y la doctora Bridgette Tenenbaum, involucrada en esta locura... tenía una vida realmente acomodada antes de venir, lo tenía todo, menos la sensación de errar... y decidió dedicar su preciosa vida hasta dar con una especie marina que sintetizaba el ADAM de manera nativa... babosas... y es que, una vida llena de fracasos también puede dar paso a la madurez, ¿verdad doctora?



Esperando a que el sueño acabara con una caída al vacío, apareció Frank. Él sabía elegir a sus verdugos sin vacilar. Mas gánster que empresario. Y comenzó la aventura de los plásmidos... cualidades sobrehumanas, monstruos en apariencia. Aunque el concepto legal o moral ya no existía, no se cuestionaba, Rapture era una gran empresa bajo el nombre de Industrias Ryan, con inversores interesados en ella... porque algo tan grande, no puede llevarlo un solo hombre... 


[Recorte de mi diario]
Recuerdo el 1 de enero de 1952, entraba al laboratorio a recoger unas impresiones en mi grabadora, había dejado ciertas muestras de tejido sano que me esperaban mientras crecían ferozmente. 
Steinman no era muy organizado y en estas fechas menos. La puerta de su despacho estaba entreabierta y una respiración ahogada surgía de aquellas paredes. Cuando quise advertir mi presencia, escuché la voz de Andrew y me reprimí. Tenía problemas con Frank en su acorazada empresa, había cierto rencor hacia la persona que parecía morir a cada bocanada. Quise entrar pero, conocía el protocolo, cruzar esa puerta sin solicitar un código, era firmar mi sentencia de muerte.
Con la concentración puesta en no dejarme notar, seguí escuchando aquel monólogo que encontraba el mismo sonido pausado como respuesta.
No lograba encajar las piezas, no sabía a quién querría Andy desvelar los secretos de Industrias Ryan, ni cuanto aguantaría en mi sigilo sin morir.
Entonces, hubo un silencio que duró unos interminables segundos. Tras eso, un mechero rascó fuertemente su piedra tres veces y en ese momento la suciedad de un vinilo bailó con una aguja al compás de “Night train”. Me encantaba Jimmy Forrest, usaría aquella canción de excusa para salir de allí.
De espaldas hacia el despacho, di unos pasos retrocediendo, buscando mi seguro de vida, regresar al pasillo de enfermería. Un leve roce mecánico se movió y me miró, la cámara de seguridad se mostraba curiosa. 
Wilkins, entró en ese momento en el laboratorio, se había activado el código rojo desde el busca del doctor. De hecho, mi cinturón empezó a pitar también, aunque solo podía leer <<A. Ryan>> 
Entramos al unísono en el despacho. Hice demasiados barridos con la mirada para comprender de qué iba todo aquello...
Andrew estaba sentado relajadamente, fumaba tranquilo... a sus pies estaba Steinman, inconsciente. Había restos de plásmidos por todas partes, parecía que alguien había celebrado nochevieja escasas horas antes. Pero Andy me había llamado y ahora le tenía delante de mí, sin ni siquiera mirarme.
Debieron pasar minutos, no lo sé.
Wilkins había subido la temperatura del doctor con una manta de supervivencia, torpemente movía entre sus dedos una jeringa con lo que supuse sería Adam. Debido al tiempo que llevaba con sus prácticas, aún no había pinchado nada que estuviese vivo. Así que, me arrodillé junto a ellos.
Steinman había recuperado el conocimiento, le lloraban los ojos del dolor y aún así logró saludarme, un hecho que me sobrecogió y llevaré conmigo siempre. 
Wilkins me hizo un gesto, mientras me acercaba la jeringa. Nunca estuve a favor del Adam, era algo que no me posicionaba precisamente en un buen lugar... Administré un fuerte analgésico y el doctor volvió a desmayarse.
No se volvió a hablar del tema, no formaba parte del personal autorizado, no tenía derecho a preguntas. Sólo sé que desde aquella misma tarde, estaba fuera del laboratorio, mi tarjeta había sido desactivada y nunca volvería a pisar aquel área, pues sería entendido como un acto vandálico.
[Fin del recorte]


La deshumanización llegaba y vivíamos un carnaval de máscaras en las que luchar por no ser adicto se convertía en imposible. Y allí estaba yo, no había persona más estúpida en todo Rapture, ni con tantos conflictos sobre qué me hizo ser especial, o quién me marcó con su desgracia... 
Veía en otros, cambios. Yo, me mantenía a flote aunque no con suficiente dignidad...


No existirá sociedad que esté eternamente unida, así defienda las causas más nobles que la humanidad encierra. 


La codicia, amiga de los débiles que creen ser los fuertes... ¿que elegiste Ryan? tu ciudad, traicionada por los tuyos... 
Eras especial, naciste para lograr grandes cosas... pero tenías razón, al final nuestras elecciones nos hacen a nosotros... 
La guerra no tardó en llegar, el control de la metrópolis se debatía entre Andrew Ryan y Frank Fontaine. Y la sociedad, dividida, entre los que aún queríamos detener las aplicaciones del ADAM y quienes no pudieron dejar de consumirlo, Splicers. No se en qué se habían convertido, no se cuándo dejaron de ser humanos, solo formaban guetos y se mataban los unos a los otros, por la necesidad de consumirse en Rapture. Estaban vacíos por dentro, desesperados, aislados, violentos... De lo que fueron esas mentes brillantes, no quedaba nada, no existían las familias, solo la necesidad de acabar con la vida de quien posee ADAM.
En toda guerra hay daños colaterales, vidas que no valen nada, monedas de cambio, orfanatos que traen la muerte a criaturas indefensas. En la brevedad de sus vidas, las niñas eran sacadas de los orfanatos. Todo estaba en venta, mentes crueles, destrozadas por el ADAM y desalmadas... Tras un proceso doloroso, estas pequeñas pasaban a comportarse como recolectoras. Extraían el ADAM de los caídos, cegadas por amor hacia sus protectores. Hombres que han perdido su identidad tras una máscara, que perdieron su cuerpo y en lugar de él, obtuvieron una armadura, de enormes pies y manos que dejaron de sentir el frío abrazo de aquellas pequeñas. No recuerdan su nombre o si lo tuvieron alguna vez, todo en su mente es un espacio infinito en blanco... y nunca deben saber cómo llegaron aquí... Pobres Big Daddies, sin su traje no son nada, protegiendo un tesoro que no les pertenece... haciéndose fuertes, a través del trabajo de las pequeñas...
Ya no hay lugar para los buenos o malos actos, todo está corrupto aquí abajo... y las niñas... ¿qué haría una niña por su padre?
Sí, ya se que no parecen niñas... Un adulto tiene capacidad para convertirse en un ser repulsivo, pero un niño nunca, no está aún formado, no conoce el daño que puede provocar... los niños seguirán siendo niños, aunque eso nos asuste... tal vez un día, dejen de serlo y quieran venganza... y se conviertan en otra cosa... no podremos controlar que va a ocurrir, pero estas Little Sisters, nos buscarán por la vida que les arrebatamos y que jamás volverá. Les estaremos esperando...
Tenían derecho a algo mejor, pero el mundo en el que vivieron no fue consciente hasta que les destrozó la vida. 
Pero como en todo, se crearon dos bandos. Y alguien les concedió el milagro de una segunda vida, alejadas de recolecciones y una muerte segura.
Un acto de amor, me condenó a vivir en Rapture, no fui una mente rota jamás, aunque dudé de serlo tantas, tantas veces... Amor en soledad y promesas que ya no volverán a pronunciarse.
Es increíble lo que el Hombre puede hacer cuando se libra del gobierno y de Dios.
Confío en que esta carta llegará a tus manos, pues tienes el control de cuanta información conocemos, así que, presta atención, ¿quieres? 
Ya no se quién soy... no te esperaré en compañía de mis vinilos, de mis copas noche tras noche, no dejaré que mis sábanas estén cada día más nuevas. En nada te he faltado Andy, pero tu olvidaste lo más básico... el amor es solo química y somos libres, a pesar de que tus grandes planes no me incluyeran. Fui una mujer, no una esclava... aunque una mujer lo suficientemente estúpida como para enamorarme de ti.
Brindo sola con mi frase favorita de Atlas, pues en el fondo escapo sin ayuda: ¡los libertadores no existen!  
D.M. , 31 de diciembre de 1959 

sábado, 5 de febrero de 2011

[Videojuegos - Mass Effect] El origen de una heroína, M. Shepard.

He crecido culpándome por un hecho que aconteció hace ocho años…
Nací y crecí en Mindoir, una colonia humana situada en la frontera del Través Aticano. Aprendí muy joven que se puede acabar con una gran guerra, ser aclamado por las multitudes. Pero has de saber que eso no dará fin a las guerras que ésta conlleve. 

Soy comandante del Ejército de la Alianza de Sistemas desde 2176, me llamo Shepard y ésta es mi historia.

No importa cuando naciste, lo habrás oído mil veces. Todo se consigue luchando, creces con mil historias llenas de humanos primitivos que no conocían el Elemento cero, los Aceleradores de Masa o la Biótica. Y todo se repite una y otra vez. La victoria es tu desasosiego, no hay lugar a excusas... Éxito y fracaso. No hay una realidad, no existe uno sin el otro. No quiero conocerte pero necesito que sepas quién soy porque al igual que tú, lo he perdido todo muchas veces, me he despedido sin saber qué significaba, te he visto sin mirarte, llevamos las manos manchadas de la misma sangre, aunque aún no la hayamos derramado... y sabes que lo haremos. 

Desde pequeña conocía la existencia de vida alienígena, ya en 2148 se descubrieron ruinas en Marte pertenecientes a una antigua civilización. Pero nunca habíamos tenido contacto alguno con ellos. Dos años antes de que naciera (2156), se hizo un gran descubrimiento en los límites del Sistema Solar, un Relé de Masa. Este artefacto parecía tan antiguo como las ruinas encontradas en Marte, podía lanzar nuestras naves a velocidades superiores a la de la luz, y con ello se abrió paso a una ávida guerra camuflada con lo que sería la conquista del  universo. La primera colonia humana fuera del Sistema Solar fue llamada Eden Prime, entonces los humanos se sintieron poderosos y cogieron todo cuanto desearon, sintiendo deleite ante la vida que se escapaba entre sus dedos. Sin embargo, la respuesta no tardó en llegar. 
Al año siguiente, en 2157 hubo una gran guerra, fue llamada la Guerra del Primer Contacto. La Tierra quedó destrozada, atacaron el Través Aticano sin excepción, la humanidad se desvanecía rápidamente. Se llamaban Turianos y era todo cuanto se respondía a las incesantes preguntas. Así fue como Shanxi se convirtió en el primer mundo humano conquistado por una especie alienígena. Casi diez años de decadencia entre humanos y Turianos. 
Con las tierras aún mermadas y la aflicción presente llegué yo. Corría el año 2158, vi levantarse una población hundida y pensé que éramos capaces de todo. Crecí feliz a pesar del duelo que instigaban quienes más me querían, así hasta que vivieron su último invierno...

A mis 7 años, la Alianza del Ejército de la Tierra se unió a la Ciudadela. En la Ciudadela vivían algunas especies de aliens en paz. Había sido encontrada de manera casual gracias a los infinitos viajes que se hicieron a través de los Relés de Masa, y era un lugar ideal donde convivir. Aunque no todos querían abandonar la Tierra para ir a un lugar de dudoso origen. En el año 2174, ya había cumplido 16 años y aún me gustaban aquellas historias de fantasía en las que se miraba la atmósfera con terror. En mi imaginación se elaboraban los detalles por insignificantes que fueran, y sólo entonces, las hacía mías. Y ese día, la humanidad entera volvió a mirar al cielo pero esta vez no hubo destellos, ni brisas, ni futuro… algunos tetrápodos que solían cruzar los cielos caían al suelo desplumándose... la oscuridad lo invadió todo. Al principio apareció una nave, luego cambió y eran infinitas más pequeñas que cubrían nuestro mundo de láseres y pintura roja. Muchos niños permanecimos escondidos en las antiguas minas, mientras la tierra se desprendía sobre nosotros. Apretaba el lazo de mi vestido rojo como si la vida me fuera en ello. Mi madre me lo compró y por entonces rechazaba llevar vestidos. Tardé mucho en recordar que de Mindoir, fui la última superviviente.
Cuando cesó el ruido pude subir escarbando entre la tierra y los restos de los demás chicos. En el exterior, busqué por todas partes desesperada pero ya no quedaba nada que pudiera reconocer. Todo cuanto viví y pude amar estaba deshecho bajo mis pies, cuerpos cercenados, puzzles rojos… El color rojo más bonito del mundo. En ese rojo busqué con todas mis fuerzas durante horas. Los esclavistas Batarianos no dejaron nada con vida. En cuclillas, un mar de lágrimas mojaba mis piernas mientras mis pies se hundían en la tierra robándome lo poco que me quedaba. Al igual que otros humanos en su día, se lo llevaron todo y borraron las huellas de haber estado allí, sin dejar a nadie que reclamara justicia. 


Me habían dejado a mí...

Sobreviví varios días. Un motor provocó la brisa, lo supe porque ondeó el lazo que aún apretaba entre mis dedos. Había llegado otra nave. Entonces, cerré los ojos y el corazón empujó hacia abajo tirándome al suelo. Fueron directamente hacia mí sabiéndome con vida, una patrulla de la Alianza me concedía una segunda oportunidad a la que no encontraron respuesta. Me llevaban a la Ciudadela. Desde entonces (2176), sirvo a la Alianza como Soldado de combate. Me alisté con 18 años en agradecimiento y porque comprendí que podría ayudar a muchas personas. Aunque no fue el principal motivo que me llevó a hacerlo, necesitaba buscar culpables y apaciguar mi sed de venganza. 
Desde la Guerra de Elysium, muchos me han visto como una heroína, lo cierto es que no me queda nada que perder, no ansío saber que será de mí mañana, a quién desvelaré mientras lucho, quién moriría por mí... y es por eso que forjaré un futuro para toda la galaxia en representación de la especie humana. 

Porque tuve que aprender demasiadas cosas, sentir cada pérdida con odio y frustración. La Alianza, solía ponerme imágenes del después de Mindoir. No reconocía el dolor de aquellos bosques, los animales años después seguían muriendo, no recuperaríamos nada de la Tierra ni del Través Aticano. Aunque no nací en la Tierra, lo significaba todo para mí... Los niños adorábamos aquellas historias llenas de paraísos increíbles y animales que vivían y dormían con los humanos. Era nuestro gran libro de cuentos…  

Pero ahora, despídete de lo que más amas y no decaigas. Si es que alguien quedó en la Tierra, ahora tenemos algo digno por lo que morir y aprender a vivir con el pasado. A bordo de la Normandía cumpliré mi destino. Te espero pronto, y aunque no te conozco, te estimo. 


 M. Shepard. Normandía, 25 de febrero de 2183